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A partir de aquí comienzan las Parashá (Porciones semanales) del libro Devarim,Significa “palabras” o “cosas”  Y Es el libro de Deuteronomio en la Biblia. Las encontrará en el menú en el siguiente orden:

 

  • Devarim

  • aetjanán

  • Ekev

  • Ree

  • Shoftim

  • Ki Tetzé

  • Ki Tavó

  • Nitzavim

  • Vaiélej

  • Haazinu

  • Vezot Habrajá

 

Deuteronomio

Devarim

Significa “palabras” o “cosas”.

Este es el quinto libro que escribió Moshé, como está escrito en:

 Deuteronomio 31:24:  “Y sucedió que cuando Moshé terminó de escribir las palabras de esta Torá en un rollo, hasta su conclusión…”

 Devarim es una reafirmación de aquella Torá que ya fue dada desde el monte Sinái y en las llanuras de Moav. Se diferencia de los otros cuatro libros de la Torá de manera que no recopila las palabras dictadas por el Eterno directamente, sino las palabras transmitidas a través del mayor de los profetas en su clase, Moshé Rabenu (Moisés el Maestro). Por lo tanto, este libro constituye una repetición y explicación, por medio del profeta, de la Torá (Pentateuco de la biblia) que ya fue dictada y entregada una vez por todas desde el cielo. Por eso el libro empieza: “Estas son las palabras que Moshé habló a todo Israel…” Esto no significa que no sean palabras de Dios, sino que en vez de dictar las palabras directamente, ahora son filtradas y transmitidas por el instrumento humano que ha llegado al mayor nivel de profecía que existe. Son palabras del Eterno por medio de Moshé, como está escrito en:

1:3: “Moshé habló a los hijos de Israel conforme a todo lo que HaShem (Literalmente el nombre) les había ordenado.”

 Sin embargo, como no son palabras dictadas directamente por HaShem, la base para las palabras del quinto libro de Moshé ya está establecida en los cuatro primeros libros. Recordemos que el fundamento de una casa es el que sostiene toda la casa. De la misma manera los cuatro primeros libros de la Torá fueron dictados letra por letra al profeta Moshé y escritos con exactitud para así ser es el fundamento para el quinto libro de Moshé. Estos cinco libros, llamados la Torá de Moshé, son, a su vez, el fundamento para el resto de las Escrituras. Los libros proféticos que luego fueron añadidos, empezando con el libro de Yehoshúa (Josué) no cambian nada del fundamento, ni añaden al fundamento, como está escrito en

 

 Deuteronomio 4:2: “No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni quitaréis nada de ella, para que guardéis los mandamientos de HaShem vuestro Elohim que yo os mando.”

 En Deuteronomio 12:32 está escrito: “Cuidarás de hacer todo lo que te mando; nada le añadirás ni le quitarás.”

 

 Los libros de los Profetas anteriores (Josué – 2 Reyes) y los Profetas posteriores (Isaías – Malaquías), los Escritos anteriores (Salmos – 2 Crónicas) no pueden añadir nada a las palabras de la Torá que HaShem dio a Moshé rabenu, ni quitar de ellas. El fundamento de la revelación Escrita ha sido puesto una vez por todas y los demás libros no pueden formar parte del fundamento ni quitar del fundamento. Los demás libros inspirados divinamente van explicando y dando más luz sobre lo que ya está escrito en el fundamento, cf. Efesios 3:5. Aunque ellos también son libros inspirados por el Espíritu de HaShem, no tienen el mismo nivel de autoridad que la Torá de Moshé. Por lo tanto, hay que tener mucho cuidado con nuevos conceptos que son deducidos de alguna de las otras Escrituras que no se encuentran en la Torá de Moshé, puesto que toda revelación que viene después de Moshé tiene que estar fundada en sus Escritos.

 

El libro de Devarim se divide en tres partes, que corresponden a los tres libros Éxodo, Levítico y Números, y es por eso que también es llamado Mishné Torá, “repetición de la Torá”, sacado de Deuteronomio 17:18. El nombre Deuteronomio viene de “Deuteronomium”, que es la forma latina de “Deuteronomion”, que aparece en la Septuaginta, y significa “la segunda ley”.

 

Las tres partes son las siguientes:

 

1:1 – 5:5                    Moral y amonestación

5:6 – 27:8                  Leyes diversas

27:9 – 34:12                Bendición y maldición

 

Al comparar el libro de Devarim con los antiguos documentos de pacto, que han sido encontrados por los arqueólogos, de los heteos y otros pueblos orientales del periodo 1500 – 1300 a.E.C., que, entre otras cosas, regulaban la relación entre los reyes y sus súbditos, se ve una estructura muy similar, con introducción, recuento histórico, condiciones del pacto, el propio documento del pacto, bendiciones, maldiciones, conclusión y duración del documento.

 

Según la tradición, el capítulo 34, que habla de la muerte de Moshé, fue escrito por Yehoshúa (Josué).

1:1          “Estas son las palabras que Moshé habló a todo Israel al otro lado del Yardén, en el desierto, en el Arabá, frente a Suf, entre Parán, Tofel, Laván, Jatserot y Di-Zahav.” – Según Rashí, al usar la palabra devarim, se trata de amonestaciones, porque es una manera más severa de expresarse comparado con la manera como está escrito el resto de la Torá. En los libros de Jeremías y Eclesiastés, que también son libros de amonestación, se encuera la misma palabra en la introducción: divrei, “palabras de…”

Los lugares que son mencionados aquí son lugares donde los hijos de Israel riñeron con el Eterno durante su viaje. Rashí dice: “Puesto que se trata de palabras de amonestación y que enumeran todos los lugares donde habían provocado la ira del Omnipresente, se han disimulado los hechos recordándolos en términos generales por consideración a Israel”.

El Targúm de Onkelós tradujo este versículo de esta manera: “Moshé os ha amonestado por haber pecado en el desierto y por haber atraído la ira divina en el valle de Moav y (desde entonces) frente al Mar de Cañas (Suf); por haber murmurado contra Elohim en Parán y por haber hablado en términos desaprobatorios (Tófel) sobre el maná (Laván); por haber pronunciado en Jatserot críticas sobre el alimento y haber erigido antes el “becerro de oro” (Di-Zahav).”

Los hijos de Israel habían pecado “en el desierto”, según Éxodo 16:3; “en el Arabá”, según Números 25:1-3; “frente a Suf”, según Éxodo 14:11 y Salmo 106:7; “en Parán”, según Números 12:6 y capítulo 13; denigraron lo blanco en Éxodo 31:16; se rebelaron en Jatserot, según Números 11:35; y levantaron el becerro de oro, según Éxodo 32, cf. Oseas 2:8. La palabra “Di-Zahav” se entiende como “bastante oro”.

1:2          “Hay once días desde Jorev, por el camino del monte de Seir, hasta Kadesh-Barnea.” – Rashí muestra las evidencias de que los hijos de Israel hicieron ese viaje en tres días. Así se ve que HaShem tenía mucho interés en introducirles en la Tierra. Normalmente tardaban once días entre Jorev y Kadesh. Sin embargo, este dato contrasta con el siguiente versículo que habla de 40 años que los hijos de Israel habían estado dando vueltas por el desierto. Jorev es donde la Torá fue entregada y Kadesh-Barnea está cerca de la frontera sur de la tierra prometida. Si los hijos de Israel hubieran creído en el Eterno hubieran entrado en la tierra mucho antes.

1:3          “Y sucedió que en el año cuarenta, el mes undécimo, el primer día del mes, Moshé habló a los hijos de Israel conforme a todo lo que HaShem les había ordenado” – Moshé habló sus tres discursos, que constituyen todo este libro, durante 36 días para luego morir y ser sepultado el día séptimo del duodécimo mes, llamado Adar. Este texto nos enseña que Moshé no habló estas palabras sacándolas de su propia mente, sino todo lo que dice está bien fundamentado en la revelación que el Eterno ya había dicho a los hijos de Israel. Moshé es un buen ejemplo a seguir para todos los que exponen la enseñanza de la Torá.

1:4          “después de haber derrotado a Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jeshbón, y a Og, rey de Bashán, que habitaba en Ashtarot y en Edrei” – Según Rashí, Ashtarot era la ciudad y Edrei el reino.

1:5          “Al otro lado del Yardén, en la tierra de Moav, Moshé comenzó a explicar esta ley, diciendo” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “declarar” (RV60), “proclamar” (RV95), “explicar” es baar[2] que significa: “explicar”, “aclarar”, “esclarecer”; “comentar”, “exponer”; “inculcar”; “inscribir”, “grabar”. Esto nos enseña que la Torá ya había sido dada y que lo que ahora viene es una explicación de ella. Por lo tanto, de manera estricta podemos decir que la Torá son los cuatro primeros libros de Moshé y lo que viene después son explicaciones, aplicaciones y comentarios de lo que ya fue dado del cielo. Como hemos dicho antes, la base de toda revelación divina escrita está en los primeros cuatro libros de Moshé, que son el fundamento, junto con el toque final del fundamento, que es el libro de Devarim, que contiene 200 de los 613 mandamientos.

 

La Torá se puede comparar a una habitación oscura que contiene varios muebles. No es posible ver lo que hay en esa habitación hasta que alguien encienda una luz. Y cuanta más luz haya, más detalles se verán en la habitación. La revelación se asemeja a la luz. Las cosas estaban allí todo el tiempo pero no se vieron sin que hubiera una revelación. Lo mismo sucede con una película de cámara antigua. Antes de ser revelada, no se ven las fotos que estaban allí todo el tiempo desde que fueron tomadas. De la misma manera es con todo el consejo del Eterno, está escondido en la Torá de Moshé, y las revelaciones posteriores sólo han sacado a la luz lo que ya fue depositado allí. Estas revelaciones sólo pueden ser dadas por el Espíritu del Eterno.

© 2015 por Fernando Fernández. Creado con Wix.com

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